Este cuadro fue realizado desde mi primer retiro en El Retiro
San Francisco de Asis
"Mientras estás proclamando la paz con tus labios, ten cuidado de tenerla aún más plenamente en tu corazón".
REFLEXIONES COTIDIANAS:
Escruta tú corazón, a través del discernimiento y el reposo mental.
Cuando perdemos nuestro empleo y la supervivencia entra en juego, o cuando en la relación de pareja se inician fisuras que agrietan el cariño, el afecto y la complicidad, o quién nos acompaña en el hogar parte de repente de nuestra vida por el inefable llamado de Yama (Dios de la muerte), o acaso el emprendimiento al cual nos entregamos con energía y convicción y se derrumba en lo inexplicable de los eventos de la existencia... Acaso quién no se verá expuesto al dolor, a la angustia o simplemente a la tristeza que trae el vació de aquella energía que parte de nuestro corazón. Que difícil es mantener la paz, la paz interior que es la base de toda otra manifestación de paz exterior.
Quien no quisiera librarse de la inquietud o el temor de lo que se ha venido construyendo y que por efecto de los vaivenes de la vida, el movimiento de subida y bajada, arrecia de manera inesperada para dejarnos apenas los escombros. La incertidumbre asoma prontamente a la ventana, con ella quizá la inseguridad y la ansiedad. Entonces la naturaleza que nos define a cada uno, activa la mente entre regodeos, parloteos y argucias que minan nuestra energía y las fuerzas decaen y solemos detener el flujo que anima la vitalidad.
En mi caso la cada experiencia obra como entrenamiento para atender con algo más de fortaleza y animosidad la próxima. El abrigo es "la píldora" para atender el frío, el medicamento se toma precisamente cuando el malestar está presente. La meditación es la medicina para el alma.
En situaciones complejas o mal llamadas "problemas", utilizo comúnmente la indagación de los sentimientos y pensamientos en aquellos casos para determinar la responsabilidad sobre lo acontecido, sin la culpa, ni la autoflagelación psíquica y sin el artilugio de encontrar en el otro la causa del evento para así comprender mi naturaleza y las tendencias que marcan la manera de "ver la vida". Luego, abandono en lo posible esta indagación y en su nuevo orden, retomo toda actividad y sobre todo que no decaiga la práctica espiritual. Es el bálsamo primordial.
Encuentra tú manera de activar la vitalidad, de quietar el parloteo mental sobre lo sucedido, de protegerte contra la onda que mina tu fuerza y energía. No dejes de buscar o de intentar, a tu manera, y de acuerdo con tu naturaleza, lo que a engancha a la vitalidad y a la paz. Quizá la oración, la conexión con la naturaleza, actividad deportiva, la respiración consciente, en fin, la flor no pregona la dulzura de su néctar, es la abeja quién sabe de su exitencia y vuela hasta encontrarla.